domingo, 30 de septiembre de 2007

La importancia de una grosería (no es en vano)

Cuántas veces hemos utilizado palabras como: Carajo, mierda... y otras palabrotas. Bueno en breve quiero explicar la importancia de utilizarlas. Para comenzar, es necesario recalcar que así como son parte de nuestra vida diaria estas palabras, quiero mencionar que no es saludable utilizarlas todo el rato, no caer en la coprolalia que tantas complicaciones trae.Primero, cuantas veces hemos utilizado la palabra carajo?... bueno según el diccionario carajo es: Miembro viril. Para suplir el nombre de un hombre que no se quiere mencionar para desvalorizarlo. Expr. coloq. Denota enfado o rechazo. Al carajo el informe. Para expresar disgusto, rechazo, sorpresa, asombro, etc. Muy grande o intenso. Un susto, un frío del carajo. Importar algo un /a alguien /irse algo al ~. Rechazarlo con insolencia y desdén. qué ~. expr. coloq. Denota negación, decisión, contrariedad, etc.No entiendes un carajo. Para ponderar. Cuesta un carajo. Bueno claramente vemos la importancia de esto. No es una palabra sin sentido ni significado. Cuantas veces hemos dicho:VIVA EL PERÚ CARAJO! no desvalorizamos al Perú, al contrario le ponemos énfasis a las cosas. Decir carajo es bueno, descarga emociones.De ahí utilizamos palabras como mierda que significa: Excremento humano. Excremento de algunos animales. Persona sin cualidades ni méritos. ejemplo: Eres una mierda. Expresa contrariedad o indignación. Aunque esta palabra también es utilizada como algún lugar geográfico al decir Vete a la mierda, sin embargo es un lugar turístico visitado diariamente por miles de personas cada día, pero muy poco agradable para muchos.Dentro de estos tenemos el comúnmente utilizado "hijo de puta", el cual se usa mucho para denotar envidia: Ese hijo de puta viaja todos los años. o también para alabar: Este hijo de puta es como mi hermano lo cual resulta poco cómodo después de analizar la palabra. Estas no son todas, tenemos "huevada" que creo que es parte del acervo cultural del peruano y del hambre que tiene su poblador, refiriéndose a los miles de potajes que se pueden preparar con el noble huevo. Que fea huevada muchas veces utilizada cuando nos sentimos frustrados. Creo que trate de explicar su uso, pero cual es su importancia? pues bien, ayuda a descargar emociones, a reflejar como nos sentimos. Nos es malo soltarse una de estas palabrotas de vez en cuando, NO CAER EN LA COPROLALIA! es mi única recomendación, pues siempre hay ese que de cada 10 palabras 30 son groserías, y en realidad muchas de esas no son utilizadas para reflejar ningún sentimiento o emoción, si no únicamente como una pésima decoración del lenguaje.Entonces: qué carajo! si quieren decir alguna huevada manden a la mierda a todos esos hijos de puta y digan lo que sienten!.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

El día en que aprendí a fumar

Cuando tenía 12 años... veía con asombro aquel objeto de forma tubular que emanaba un rico aroma a quemado mientras que una especie de cinta naranja consumía su cuerpo. Yo veía fumar a mi madre, en aquellas épocas que toda familia pasa, esos tiempos difícil de familia que nadie quiere recordar. Una vez por atrevido decidí sacar uno de los cigarrillos de mi mamá y lo prendí y me metí en el baño a fumar... bueno no fumar, a pitear, por lo cual jamás me atoré ni nada por el estilo. Me gustaba sentarme en la sala a las 6 de la tarde acomodado cerca de la ventana para que el humo escape. Sin embargo mi mejor recuerdo del cigarro a mis 12 años es aquella silueta pequeñita que se acercaba por la oscuridad de mi sala: mi hermana menor de 7 años. Venía a hacerme compañía, y sí... le invitaba una que otra piteada. - "Que basura! a una niña de 7 años le hacías fumar?" umm bueno sí.
Compartía momentos de conversación con ella, cosas vanas, juegos en el colegio que no salían bien o aquella amiguita que le jalo el cabello. Pero ahí estábamos.
Dicen que el cigarro como el chicle son inhibidores emocionales, es decir evitan que uno se ponga ansioso, triste o alegre. Sin embargo pitear aquel cigarro "mita' mita'" con mi hermana eran buenos momentos. Al final han pasado los años... y ella creció... no hay cigarros a las 6 a escondidas de mamá o papá. Pero aún hay esas conversaciones interesantes.

Hoy, ella no fuma.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Aquella tierna avispa que me pico en la cabeza.

Cuando tenía 4 años, mi papá terminada de hacer su SERUMS, ese servicio obligatorio rural para todos los profesionales de la salud, y nos fuimos mi mamá y yo junto con él a vivir a la central hidroeléctrica de MachuPicchu, que por cierto hoy no existe más por aquella terrible lluvia que terminó por provocar un deslizamiento y tapar con barro toda la central.
Eran días que recuerdo muy poco, salvo salir desnudo a ver el tren que pasaba en las mañanas, o los insectos y serpientes que son causantes de la mayoría de mis fobias. Yo me imagino, que el miedo fue causado más por la preocupación de mi madre, a que pase algo. Recuerdo mis juegos en la piscina de la central, o la forma en la que corría fingiendo ser un tren por el campo de fútbol, más memorable aún fue el hecho de recordar aquel desayuno que consistía en una previa de charada por parte de mi mamá, quién me dijo: tengo algo rico para ti! es largo... y te gusta frito. Hoy creo que pude haber respondido cualquier cosa, si! empezando por la premisa "largo"... pero en medio de la inocencia, solo respondí: "una culebra", en realidad eran salchichas.
Dentro de todas mis vivencias recuerdo aquella tarde en que regresaba en los hombros de mi papá a la habitación, cuando en medio de mi alboroto jugando, vi avispas en el techo. Jamás sentí tanto miedo, el zumbido, el color, todas las características dignas de una pesadilla. Imprudente mi padre! me siguió cargando diciendo: nada va a pasar, cuando sentí en mi cabeza un dolor terrible y un zumbido en mi oído. UNA AVISPA. Quiero pensar que esa avispa jamás creyó chocarse conmigo, y hacer justicia con sus manos... bueno su con aguijón, prefiero pensar que simplemente salio de su casa a buscar comida, antes de ser aplastada por el zapato mi papá.
Tierna avispa me picó!... bendita la hora en que te conocí... gracias a ti, hace poco salí corriendo despavorido de un moscardón, poniéndome rojo delante de una abeja, y golpeándome la cabeza al ver un lorito. Gracias tierna avispa... tu huella en el zapato de mi papá no pagará el psicólogo.

Curiosidades de una pequeña ciudad

No hace más de 14 años que vivo en Cusco, mi ciudad natal. Anteriormente viví en muchas partes, incluida la congestionada capital, de la cual no tengo gratos recuerdos pero a la que sé que algún día tendré que volver. Cusco es una ciudad extraña... y mágica... en muchos sentidos. Quizás lo ultimo es por el mismo hecho de la energía que se concentra debido a la cantidad de turistas, sus monumentos, y sus paisajes que se distinguen de cualquier otro lugar en el mundo. Pero no hay nada más gracioso comparado a su pequeñez... que puede ser motivo de alegrías... y tristezas.
La facilidad de ir a la tienda en cada esquina de las calles, la cómoda cuota de 6o céntimos para desplazarse por la ciudad en combi, o si se prefiere ir caminando... la distancia más larga es de 30 minutos y eso... por la congestión.
Pero así como es fácil desplazarse y moverse... es difícil evitar algunas cosas. Cuantas veces habrá pasado que quisimos evitar a esa persona que habla mal, que te mira con ojos de borrego...o simplemente esa persona a la cual no quieres ver. Subirse al bus tiene sus riesgos, paraderos como el de la "Nacional" o la Av. Sol, son puntos en los cuales, inevitablemente, alguien conoces subirá.
Cuantas veces oí a mis amigos decir: "estaba tan tranquilo yendo a la casa de Carla, cuando en eso se sube al bus esa ........" - "cual tu ex?" - "esa pues...". Algunos dirán: en cualquier ciudad puede pasar, pero respondo diciendo: no con la frecuencia con ocurre aquí.
Ir a bailar, tomar un par de cervezas, o caminar, tiene sus consecuencias. Finalmente no es del todo malo. Hasta hace un poquito más de un año, me conocí con ELLA, mi actual enamorada. En la mañana habíamos peleado como nunca! y cada uno decidió ir a su casa. No pasó mucho, cuando recordamos que teníamos un trabajo en la casa de una amiga. Al llegar al paradero, tome uno de los combis de la ciudad que lleva uno de esos nombres en cierta forma "míticos" (Pegaso, Dorado, Servicio Rápido) que me lleva por la casa de dicha compañera, al subir, como ocurre normalmente, uno se para delante de todos los pasajeros como quien va a entonar una canción y posteriormente pedir esa lukita que "A NADIE HACE NI RICO NI POBRE"; busco entre los asientos, y ahí estaba: ELLA, nos miramos, y nada mas que una risa se nos ocurrió. Por algo pasan las cosas le dije, mientras que pensaba: que pequeño es el Cusco.
No todo es tan malo verdad?