domingo, 14 de octubre de 2007

A su regreso

Cuando nos enteramos que volvía, se sintió extraño. Era como que recuerdos antiguos volvían a la mente. Una sospechable división parecía apoderarse de los medios, había quienes lo querían de vuelta por aquellas bolsas de arroz que se les regalo para que no mueran de hambre, y había quienes lo querían de vuelta para que pague por todos esos delitos que alguna vez les había quitado parte de sus vidas. Yo por mi parte, lo veía bajar del helicóptero aparentemente valiente y fuerte, despreocupado; pero estoy seguro que, si cree en algún Dios, rezó todo el camino.

No tardo mucho para que su hija arme una turba enfurecida típica de la cultura chicha pendeja creada en la época en que él estaba con nosotros, y salga por las calles reclamando por un trato justo a una persona cuyo diccionario ignoró durante 11 años la palabra justicia.

Recordaba el tiempo en que vivía en Lima, y la propaganda de que él había capturado al más grande delincuente del país como cortina de humo, como una gran sorpresa, mientras que hasta hace poco recordé que mi padre me había contado que un almirante de la marina dijo: "en cualquier momento lo capturan doctor, el ingeniero y su gente hace mucho tiempo que saben donde se encuentra, todo será cuando él quiera". Vaya sorpresa cuando lo encontraron.

Ver su figura por el televisor, me recuerda los coches bomba, lo apagones, la tensión de mis padres por cerrar la puerta para evitar cualquier cosa, el miserable sueldo de 50 soles de mi padre mientras trabajaba en el hospital, incluso el espía que vigiló a mi familia durante un año, todo por que defendimos con nuestras palabras la dignidad de la gente que vive en la sierra, mientras que los militares los llamaban: "todos son terroristas".



Dentro de poco veremos que es de su vida, que hará ahora, si esa bandera de color naranja seguirá representando ese grupo de gente resentida, olvidada por su país. Lo más probable es que siga representando un icono para muchos, de libertad y trabajo... de injusticia y muerte.



Saben a qué me refiero.

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