martes, 11 de diciembre de 2007

Era su cumple y nadie se acordó.

Una mañana, temprano antes de ir al colegio, uno de los niños preguntó a su padre: y como será mañana?. Su padre lo miró y le dijo: no sé si tenga tiempo para mañana, hay q decorar la casa, llamar a los invitados, poner las fotos, hay mucho, pregúntale a mamá.
El niño, sin tomar importancia a la respuesta de su padre, salió corriendo y le pregunto a su mamá: y mañana ¿como vamos a hacer?. Su madre, en medio de los agitares de un día normal respondió: veremos como hacemos, pues vendrá mucha gente.
Pues bien, el niño se sentía confundido, y sin muchas respuestas salió al colegio. Ahí, todos estaban emocionados con la fiesta de mañana: "¿ojalá que el mio sea grande!" "yo me porté bien". Pero el niño aún se preguntaba: "qué haremos mañana?". Las calles andaban repletas, y solo veían imitaciones de un gringo panzón sacudiendo una campana. Las ofertas invadían las tiendas, la fantasía de nieve colmaba los televisores junto con historias tontas de duendes. Imagínense, duendes armando carritos "hotwheels"
Llegada la noche aún no entendía como era posible que hayan olvidado su cumpleaños. Al día siguiente era feriado. Fueron todos a la feria que hay en la plaza principal, pues decidieron comprar adornos para la casa y lucir su mejor fachada ante los invitados. Hasta la tarde, el niño aún se preguntaba: "cómo es posible que hayan olvidado el cumpleaños". Finalmente en la noche asistieron todos: sus tíos, los abuelos, los primos, y un tío que una vez más fingió ser ese anciano gringo de rojo, patético espectáculo. Llegada la hora, todos se saludaron, dieron sus regalos, pero todos habían olvidado su cumpleaños.

Finalmente incluso el niño contagiado de la algarabía de todos olvido su cumpleaños al unísono de la palabra: FELIZ NAVIDAD!.

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