domingo, 13 de enero de 2008

Para todo el año.

Aquella noche viajamos junto con ELLA y mis amigos a Urubamba a pasar año nuevo. Al llegar, se sentía el olor a pólvora, y el silencio de las calles, de la gente que se encuentra descansando para poder soportar la noche. Cuando llegamos al hotel, nos instalamos en el cuarto, y pagamos 20 soles extra a la reservación que hicimos para que mi prima y mi mejor amiga puedan dormir en el mismo cuarto que ELLA y yo.
Combinado con el sonido de las "mata suegra" de Rento y la calma del hotel, se presagiaba una buena noche.
Después de haber comido un poco para soportar el trago, y haber hecho las compras respectivas para la resaca del día siguiente, nos dirigimos al hotel. Fue cuando mi habitación se convirtió en el vestidor de mujeres, y las ganas que tenía de entrar a meterme el mejor cague de año nuevo. Vergüenza por un lado y recato por el otro hicieron que aguante una hora y media; como el mejor de los futbolistas antes de entrar a la cancha, en mi caso, antes de entrar al baño.
Para cuando salimos, vimos el primer síntoma de los niños que se creen adultos, una niña que no tenia mas de 17 0 18 años desmayada o dormida debido a la ingestión del bendito alcohol.
Para cuando llegamos a la plaza, la gente colmaba esta. Los grupos se formaron y una pequeña indigestión nos obligó a buscar un mate. En cuestión de minutos llegaron las 12, y como dicen, un beso para comenzar bien el año, posteriormente la llamada a la familia en Cusco y el abrazo con los compañeros. Los abrazos tienen un fin terapéutico, pero a veces los abrazos simplemente se dan. En cada abrazo se siente la energía de la gente, sus intenciones con uno.

Para que! el único abrazo de aquella noche que haya valido la pena, fue la de ELLA, mi prima y mi amiga.

Pues, la noche de año nuevo entrega experiencias, deseos, abrazos y besos. Así como olores, tragos y el comentario de algún chico ebrio.

No hay comentarios: