miércoles, 24 de septiembre de 2008

VEREDICTO

Hace 6 meses que he llegado a Lima, y a una semana de regresar a mi tierra tendría que hacer un balance de las cosas.

Bueno tendría que empezar afirmando que mi relación con Lima jamás fue buena, de hecho siempre que he vivido en esta ciudad de .... Dios, he tenido que pasar por un sin fin de cosas, y es q las exigencias de la capital frente a la vida tranquila de mi querida ciudad imperial dejan un enorme abismo.

Es cierto, tal y como presagiaba, tuve días en los cuales pedí regresar a Cusco, (obviamente dentro mio),por múltiples razones, el clima de porquería, la humedad, lavar mi ropa y que empiece la llovizna; motivo por el cual mi ropa secaba en una semana, algún vago resfriado, algún pastrulo parado en la esquina del hospital, el mal humor de mi jefa, las exigencias de mis asesores, alguna pelea familiar, o por ultimo mi propio malestar.

Y bien, también tuve días buenos, días de reconocimiento de mi trabajo, feriados largos, largas caminatas, algunas tardes de sol y tardes llenas de trabajo.

Es que Lima me ha tratado como a serrano! me hizo levantar a las 5 de la mañana, me recargo con su aire contaminado, me incremento la alergia, me soltó el estómago con algún alimento mal preparado, me ensucie las manos en la combi, me pisaron, me aplastaron y me arañaron.
Lima se vendió con sus vanidades y sus frivolidades y se tragó a mi novia y no la quiso devolver.
Me estrujo, me produjo noches sin dormir, ojos hinchados y uñas vacías.
Sangre de la nariz, heridas en los dedos, borracheras olvidadas, mareos, descansos falsos...

Lima me trajo confusiones, me trajo amigos y antiamigos (por no decir enemigos por que creo no tenerlos), sorpresas vacías, estómagos vacíos, billeteras vacías, una tarjeta maltratada, caídas de celular, paredes pintadas, sombras en pasadizos, negros y demás.

A pesar de esto, aprendí a valorar mi vida, a mi familia, la que construí en Lima y la que tengo en Cusco, aprendí a valorar mi trabajo, a entregarme sinceramente. Aprendí a que es difícil olvidar, a que duele el adiós, aprendí a preparar mi desayuno, a lavar mi plato, a curar mis heridas y limpiar mi baño (aunque pocas veces).

Lima me sacó la mierda!, pero a una semana de irme, soy feliz! por que aprendí! soy fuerte, Lima te detesto, pero GRACIAS.

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